10 cosas que hacer en un viaje a Barcelona / Tom D'Arby

10 cosas que hacer en un viaje a Barcelona

Cantaba Peret eso de “Barcelona es poderosa, Barcelona tiene poder”. Y tenía razón. Barcelona es esa ciudad capaz de atraer y fascinar a propios y extraños, a viajeros llegados de cualquier parte del mundo para dejar de ser viajeros y convertirse en vecinos. Barcelona es un amanecer sobre la Barceloneta, un vermú por las calles de Gràcia, un chute de belleza en la Sagrada Familia y un despedir el día desde los búnkeres del Carmel. Barcelona es la relajada vida mediterránea y estas experiencias son la prueba.

Sentir el pulso de la ciudad en Plaça de Catalunya y lanzarse a recorrer La Rambla 

Lugar de paso, cruce de caminos entre barrios, punto de encuentro para los habitantes de la ciudad y de partida para turistas en su periplo barcelonés, la Plaça de Catalunya es movimiento constante y el termómetro perfecto de la energía que se gasta Barcelona. Desde allí, La Rambla se extiende deseosa de visitantes hasta el Mirador de Colom. En tu descenso por sus 1.200 metros de longitud, reserva un rato para perderte por los puestos del mercado de La Boquería, para hacer un alto en el camino ante el Gran Teatre del Liceu y para no irte sin tu foto de Canaletas. 

Admirarse al ver la catedral aparecer 

Y es que la catedral de la Santa Creu i Santa Eulàlia aparece, de repente, cuando uno llega caminando desde el carrer dels Arcs. Gótica hasta decir basta. Es verla y saber que siempre vas a querer volver. Y que siempre vas a querer más, tanto como perderte por el barrio Gòtic que la rodea para disfrutar del silencio de la Plaça de Sant Felip Neri y hacerte la foto bajo el Puente del Obispo en el carrer del Bisbe con el sol colándose por sus filigranas.  

Darte un baño en la Barceloneta… 

Y descubrir que no solo es una playa, sino también un barrio. Una sesión de vuelta y vuelta al sol con chapuzón incluido puede ganar enteros de interés si se la acompaña de un callejear por el que fuera el barrio de pescadores de la ciudad: calles estrechas y rectilíneas, edificios cargados del encanto de lo antiguo, ir y venir de los vecinos, ropa tendida en los balcones y bares de toda la vida donde darse el gustazo de probar las bombas de la Barceloneta.  

Perder la noción del tiempo en el Born

En este barrio, uno sabe cuándo entra, pero no cuándo saldrá. Será por sus callejuelas que, de puro estrechas, en algunos tramos aseguran algo de fresco cuando el calor aprieta, por los negocios de artesanos que van recuperando sus aceras, por la lección de historia que supone visitar el yacimiento del antiguo Mercado del Born o porque Santa María del Mar no necesitaba novelas para dejarnos con la boca abierta, pero Ildefonso Falcones decidió escribirle una y ahora ya no podemos evitar sobrecogernos ante su magnitud. Vista por fuera impresiona, visitar su interior hace enmudecer.  

Peregrinar por la ciudad para sumergirse en el universo de Gaudí

 La genialidad hecha edificio de líneas sinuosas y colores vivos. El legado de Gaudí engancha y pide siempre una dosis más de inspiración, sensibilidad y belleza. Como si desde el festival de luz que es la Sagrada Familia fuera necesario dirigirse inmediatamente hasta la fachada de la Casa Batlló y, de ahí, a la azotea de la Pedrera para terminar en el Park Güell, bajando la escalinata del Dragón después de un rato apostado en la Plaza de la Naturaleza.  

Experimentar algo de esa vida de barrio que todavía sigue existiendo 

¿Dónde? En las terrazas que pueblan las plazas de Gràcia y en esas sesiones de swing que se bailan algún sábado por la mañana; en el vermú de los domingos en la Plaça d’Osca de Sants o recorriendo La Rambla de Poblenou y sus alrededores.  

Escoger qué museo visitar en función del tipo de arte que te apetezca disfrutar 

¿Lo tuyo es pasión por Picasso? Sin problema, la ciudad cuenta con un museo dedicado al artista malagueño. ¿Que lo que quieres es tener una visión global del arte en Cataluña desde el siglo X hasta el XX? El Museo Nacional de Arte de Cataluña, con las fuentes de Montjüic y Plaça de Espanya a sus pies, es tu lugar en Barcelona. ¿Que te va lo contemporáneo? Tus planes pasarán por el Museo de Arte Contemporáneo y el Centro de Cultura Contemporánea. No hace falta elegir, si hasta comparten plaza. 

Seguir las pistas del modernismo por la ciudad

No resultará difícil si tenemos en cuenta que Barcelona respira modernismo por doquier. Desde las baldosas de panot de flor que dan forma a las aceras en algunas zonas de la ciudad hasta las fachadas de muchas casas del Eixample, pasando por construcciones como el Hospital de la Santa Creu i de Sant Pau o el Palau Baró de Quadras, harán que, además del de Antoni Gaudí, te lleves en la memoria nombres como el de Lluís Domènech i Montaner o el de Josep Puig i Cadafalch.  

Descubrir el placer de sentarse ante una buena mesa

Els 4Gats lleva desde 1897 deleitando paladares y contentando estómagos a base de buena cocina catalana. Son famosos sus canelones y su tradicional crema catalana. Aunque quizá para postres prefieras darte un capricho en el Mauri, donde no han parado de endulzarnos la vida desde 1929. Los cócteles se los dejamos al Boadas: piensa en qué te apetece (dulce, salado, amargo…) y sus bartenders harán magia para ti.    

Tomar altura en El Tibidabo 

Vivir la experiencia de ir dejando atrás la ciudad montado en un funicular y llegar hasta su explanada. Fascinarte ante la idea de que un templo, el del Sagrado Corazón, y un parque de atracciones puedan convivir en sintonía y dedicar el resto de tu tiempo sobre las alturas de Barcelona a identificar todos aquellos rincones en los que has sido feliz durante tu viaje.  

 

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