
Valladolid, Toledo y Salamanca: tres formas de vivir Semana Santa
¿Qué tienen en común Valladolid, Toledo y Salamanca? El ser lugares de belleza apabullante, de riqueza patrimonial indiscutible y de gastronomía para el recuerdo. También, el poseer una Semana Santa que, de puro impresionante, ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional en las tres ciudades.
1. Semana Santa en Valladolid
La Semana Santa en Valladolid sobrecoge. Y es que, impresiona contemplar la grandeza de los pasos, auténticas obras de arte de los siglos XVI y XVII, procesionar al aire libre, acompañadas por la atronadora música de los tambores o envueltos en un denso silencio. Las calles de la ciudad se rinden a esta celebración, siendo especialmente apabullante el Viernes Santo. Ese día, tiene lugar la Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor en la que participan las 20 cofradías de Valladolid y 33 pasos.

Entre procesión y procesión, siempre puedes animarte a entrar a las iglesias que te irás encontrando, acercarte hasta el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, por seguir disfrutando del arte religioso; o hacerte hueco en las barras y mesas de sus bares y restaurantes para probar los platos típicos de Semana Santa. Y cuando llegue el momento de descansar, agradecerás haber reservado en el Sercotel Valladolid, ubicado cerca del centro, pero lo suficientemente alejado como para poder desconectar por un rato de tanta solemnidad.
2. Semana Santa en Toledo
Si Toledo siempre gusta, el flechazo con su Semana Santa es inevitable. Se nos ocurren pocos lugares más mágicos que esta ciudad para servir de escenario a un evento de este tipo. Sí, las procesiones pasan ante monumentos imponentes como su Catedral, pero también discurren por las callejuelas de su casco histórico, sorprendiendo a quienes las contemplan con la pericia de los cofrades para maniobrar en giros imposibles. En Toledo, lo de procesionar impacta especialmente al caer la noche y, si rizamos el rizo, te diremos que, al caer la noche del Sábado Santo, cuando a eso de la 1 de la madrugada, el centro de la ciudad se apaga y comienza a avanzar el Cristo de la Buena Muerte iluminado por la luz de los farolillos que portan los cofrades.

El dato a tener en cuenta: aprovecha para entrar en cuanta iglesia, convento y monasterio te vayas encontrando. Muchos de ellos, normalmente cerrados, abren sus puertas en Semana Santa. Querrás verlo todo, pero también necesitarás hacer, aunque sea de vez en cuando, un alto en el camino. Te gustará saber que nuestro Sercotel Alfonso VI está céntrico a rabiar. No exageramos: está al lado del Alcázar.
3. Semana Santa en Salamanca
La belleza de Salamanca se crece con el recogimiento y la solemnidad que la inundan cuando arranca la Semana Santa y casi 50 pasos surcan sus calles custodiadas por la devoción de los más de 9.000 cofrades que hay en la ciudad y de los espectadores que acuden a vivirla. Fíjate en sus tallas, algunas datan del siglo XV y son una auténtica lección de escultura. Apunta también las coordenadas para presenciar el acto del Descendimiento: Viernes Santo, a las 16.30 en el Humilladero del Parque de San Francisco. Será allí cuando asistas al momento en que el Cristo Nuestro Bien es desenclavado de la Cruz y colocado en el Santo Sepulcro para, a continuación, salir en procesión.

¿El tip para hacerte la vida fácil? Apuesta por la ubicación estratégica de nuestros hoteles. El Sercotel Las Torres Salamanca te permitirá disfrutar de las procesiones con solo mirar por la ventana de tu habitación; y el Sercotel Puerta de la Catedral, como su nombre ya te permite intuir, se encuentra frente a la Catedral.
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