Asturias en verano

5 ciudades y pueblos que ver en Asturias en verano 

Asturias es del verde de su naturaleza, del azul del agua del Cantábrico que baña sus calas; y del blanco de la arena de muchas de sus playas. También habría que hablar del marrón de sus casitas de piedra y de los cientos de colores de las flores en sus balcones. Lo de Asturias es para el recuerdo, especialmente en verano. Para que lo vivas, hemos seleccionado cinco de sus municipios:  

1. Oviedo

La capital del Principado es señorial y elegante, cálida y acogedora. Puede sentirse en la vida de sus plazas, en los chigres que albergan sus soportales y en las calles de un casco antiguo que se recorre de sorpresa en sorpresa. Por aquí, aparece su catedral, con esa majestuosa torre gótica; y por allá, la Universidad, de bella fachada plateresca. Entre medias, palacios, lonja y mercados. No le faltan los monumentos del Prerrománico Asturiano, declarado Patrimonio de la Humanidad. Los más imponentes, Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, los encontrarás en el Monte Naranco desde donde podrás admirar Oviedo a tus pies. 

Catedral de San Salvador

2. Cudillero 

De este pueblo marinero de Asturias gusta lo curioso de sus casas construidas encaramadas a la montaña, la sensación de que cuelgan sobre el agua y esa forma de anfiteatro que resulta más bella y pintoresca, considerando que las fachadas son de colores. Libera espacio en tu Smartphone porque es probable que no puedas controlarte con las fotos. Además, la costa cercana a Cudillero está salpicada de coquetas calas en las que darse un chapuzón. 

Cudillero

3. Ribadesella 

Es probable que el nombre de este pueblo de Asturias te suene porque en él se encuentra la meta del famoso descenso del río Sella. Pero Ribadesella esconde más. Para empezar, un casco antiguo de trazado medieval plagado de bonitas casas con balcones y galerías acristaladas en las que uno se imagina viviendo. Para seguir, palacetes indianos que, en primera línea de playa, sirven para indicarnos dónde está el mar. Y qué mar, luce especialmente apetecible en zonas como la playa de la Atalaya: perfecta para un baño resguardado. Ah, visita la Ermita de la Guía, en el Monte Corberu: te darás cuenta de que Mamá Naturaleza estaba especialmente inspirada cuando se encargó de esta parte de Asturias.  

4. Gijón 

A Gijón uno va para dejar pasar el tiempo en la playa de San Lorenzo viendo cómo sube y baja la marea. También para trepar por el cerro de Santa Catalina hasta toparse con esa escultura, el Elogio del Horizonte, que Chillida dejó para la posteridad. Qué horizonte nos regala el mar desde ahí. Te costará parar de mirarlo, pero hazlo para callejear por la Cimavilla, contemplando las casas de pescadores y buscando hueco en las mesas que salpican sus plazas. Sí, pide sidra. Y antes de irte, pásate por la Laboral Ciudad de la Cultura y disfruta de su programación.  

5. Cangas de Onís  

Puerta de entrada a los Picos de Europa, este pueblo de Asturias sabe cómo enamorar a quien lo visita. Un río, el Sella, de aguas frescas y cristalinas sobre el que cruza una de las construcciones más fotografiadas de Asturias, el Puente Romano con su Cruz de la Victoria colgante; un casco antiguo para pasear sin prisa y por el que, si te gustan los mercados, querrás dejarte caer el domingo para vivir el que se celebra en este municipio; y un buen número de queserías y tiendas de productos gastronómicos en las que uno sabe cuándo entra, pero no cuándo será capaz de salir. ¿Quién da más? 

Puente Romano

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